domingo, 21 de diciembre de 2014

Leyes de Newton

En Áncora, La Nación. Domingo 21 de diciembre de 2014, página 8

Lo más permanente en el universo es el cambio, no solo en la naturaleza inanimada, sino y con más razón en los seres vivos. Todo lo que está vivo en el universo, nace de madres y padres similares, crece, se desarrolla, evoluciona, normalmente se reproduce y, al final muere. Los seres vivos somos organismos dinámicos, experimentamos las acciones o causas externas o internas y sufrimos cambios.
En 1 867 Isaac Newton publicó un libro en que estableció tres leyes para el movimiento. Con todo respeto para Newton y ustedes, voy a contarles mi versión de esas leyes, que podemos aplicar en cosas más cotidianas, no solo en el campo de la Física.

Primera Ley: Si ningún agente de cambio externo (y en este caso también interno), me afecta, entonces permaneceré sin cambio para siempre.
O si le parece: “Si no permite que nada le afecte, usted nunca cambiará”.

Para un objeto inanimado esto es simple, pero para un ser vivo no. Es difícil no reaccionar (sentir un cambio en nosotros), si no imposible, quizás solo si el agente modificador no es  muy fuerte (de efecto despreciable) y que nuestra capacidad para resistir el cambio sea suficientemente grande.
Los físicos llamamos inercia a la capacidad de un cuerpo para permanecer en su estado de movimiento. Así que si usted tiene la inercia apropiada para enfrentar el agente externo, no sufrirá ningún cambio. Desde luego, como en todo, hay máximos, mínimos y situaciones intermedias. Además, en los seres vivos, por instinto o inteligencia, podría intervenir la voluntad, el deseo o la intención de no cambiar. Por lo general manejamos inercias comparables, como en el caso de una discusión amistosa entre amigos, las colisiones de las bolas de billar, o las interacciones –bien intencionadas- entre jugadores de fútbol.

¿Y qué es lo que produce el cambio? Según Newton una “fuerza externa”, nosotros lo llamaremos de manera más general, “un agente de cambio”, que puede provenir de las interacciones con el exterior (los otros cuerpos que nos rodean), o con el interior de nuestro propio cuerpo. Inclusive hay un razonamiento recíproco: “Si observa cambios en el estado de un cuerpo, puede estar seguro que algún agente de cambio está actuando sobre él”.




Tercera Ley: No me puedes tocar sin que te toque.

Se aplica de manera simple y evidente al tipo de agente de cambio que llamamos “fuerzas de contacto”, como los tirones y empujones, el rozamiento y las que ocurren en colisiones de vehículos.
Aquí hay un resumen de las propiedades de las fuerzas:

-
Todas son interacciones; no existe una única fuerza aislada sin su pareja. No hay maña, habilidad, efecto especial, que le permita tocar algo, sin que ese algo lo toque a usted. 

-
Tienen la misma magnitud (tamaño); no hay preferencias, favoritismo o discriminación, no importa lo similar o diferente que sean los cuerpos.

-Tienen dirección opuesta (180° una respecto de la otra); por ejemplo si la fuerza del tráiler contra la motocicleta va hacia el norte, la que ejerce la motocicleta contra el tráiler va hacia el sur.

-Nunca se anulan entre sí; porque actúan sobre cuerpos diferentes; una es -la fuerza ejercida por el zapato sobre la bola- y otra -la ejercida por bola sobre el zapato-.

La igualdad de magnitud de las interacciones, no implica igualdad de consecuencias sobre los cuerpos, eso dependerá de su masa y consistencia.

En una colisión entre vehículos, puede haber negligencia, impericia, imprudencia y hasta mala voluntad, de algún lado, pero esos detalles legales no los resuelve la tercera ley. Sin embargo, con base a un análisis de la mecánica total del evento, que tome en cuenta, condiciones de los vehículos y el pavimento, límites de velocidad establecidos y/o comprobados, marcas en la carretera, posiciones finales e iniciales, estado de los conductores, etc., las leyes de Newton pueden asesorar a los jueces para encontrar un responsable legal.

Segunda Ley:El cambio que experimenta el cuerpo es inversamente proporcional a su inercia y directamente proporcional a la magnitud del agente de cambio aplicado y en la misma dirección que éste.

Esta es la situación en la que sí hay un agente de cambio, plenamente identificado. Por el recíproco de la primera ley, afirmamos que ya no seguimos en equilibrio; empeoramos o mejoramos y si algunos parámetros permanecen fijos, al menos uno cambiará.

El caso dinámico  es mucho más simple, la fuerza externa produce una aceleración. Los físicos decimos que hay aceleración si la velocidad (el vector v), cambia su magnitud, su dirección, o ambas propiedades.
Si conduce su carrito por una autopista recta, plana, horizontal y lisa y en vez de mantener los 70 km/h permitidos por las señales, los aumenta, o los disminuye, experimenta aceleración. También si toma una pista circular con una rapidez constante. Ni que se diga si conduce por una de esas carreteras con curvas, rectas, cuestas y bajadas, donde es imposible mantener magnitud y dirección de la velocidad constante.

La segunda ley nos dice cuánto es “el efecto”, si conocemos “la causa” y las características del cuerpo que la experimenta.
Con pocas excepciones, mientras mayor sea la causa, mayor será su efecto, y la dirección del efecto, va más o menos igual que la causa; si empujo el carrito hacia adelante, esperamos que adquiera velocidad (¡y aceleración!) hacia adelante. Por otro lado, mientras más grande o complejo sea el problema a resolver, o el cuerpo que hay que acelerar, mientras mayor sea su inercia, menor será el efecto que podrá causar un cierto agente de cambio (o fuerza).

lunes, 24 de noviembre de 2014

Escala de los planetas del Sistema Solar (por volumen)

Taller, para estudiantes de tercer año en adelante.
Colaboración de Marie Lissete Alvarado
Objetivo:
Construir pequeños cuerpos que representen a una escala apropiada, los tamaños (por volumen) de los planetas del Sistema Solar.
El educador debe decidir si trabaja por aparte, o juntos, los planetas internos (rocosos) y los planetas externos (gigantes gaseosos).
Procedimiento:
Tierra, Venus, Marte, Mercurio.
  1.  En el taller se proporciona a los estudiantes pequeños trozos cilíndricos de plastilina (¡o arcilla!), para que ellos “libremente” construyan un cuerpo (¡en tres dimensiones!), que represente a cada uno de los planetas internos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte).
  2. Cada estudiante recibe un cilindro de cada uno de los  4 tamaños, con la instrucción de formar un cuerpo  que represente al respectivo planeta. ¡debe mantenerlos separados!
    No dé ninguna instrucción adicional, por el momento.
    No importa si el estudiante amasa la plastilina (¡cada una!) para dejar un color uniforme, o no, y si resultan formas que a usted le parezcan raras. Pero luego pregunte por qué lo hizo de esa manera.
     
  3. Aproveche para conversar sobre diferentes tipos de materiales que formaron los planetas.
    Puede aprovechar, de acuerdo con el nivel del conocimiento de los estudiantes y sus objetivos para tratar temas relacionados: formas, tamaños, comparaciones, orden de distancia al Sol, tiempo para dar una vuelta alrededor del Sol (período de revolución), tiempo para dar una vuelta sobre sí mismo (período de rotación), temperatura, gravedad en la superficie, atmósfera.
    En este sitio encuentra una buena referencia: http://nssdc.gsfc.nasa.gov/planetary/factsheet/planet_table_ratio.html.
  4. Si le parece, entregue al final -otro cilindro- igual al de Mercurio, para cada dos estudiantes y pídales que lo dividan en dos, para construir aproximadamente la Luna.
Planeta
Radio
(Tierra = 1)
(Escala al doble)
hR3
(Escala a 1/5)
h' ≈ (R')3


R= Radio × 2



Mercurio
0,383
0,766
0,5


Venus
0,949
1,90
7,0


Tierra
1,0
2,0
8,0


Marte
0,532
1,06
1,2


0,272
0,544
0,2






R'= Radio ÷ 5

Júpiter
11,21


2,24
11,3
Saturno
9,45


1,89
6,8
Urano
4,01


0,802
0,52
Neptuno
3,88
467

0,776
0,50
109


21,8
10 360

Guía para el docente.
Puede trabajarla en conjunto con los estudiantes de un nivel superior, quizás en sétimo año. Requiere además de conocimiento astronómico básico, algo de matemática.
 

  • El cuadro de datos muestra en la segunda columna, el radio promedio de los planetas del Sistema Solar.
  • Se incluyó además el radio de la Luna y del Sol. Todo está reducido a una escala en que el radio de la Tierra es una unidad (1 metro, 1 centímetro, etc.).
    Note el gran “radio relativo” que tendría Júpiter y el resto de los “gigantes gaseosos”.
  • En la tercera columna se muestran los valores al doble de esa escala anterior, para que los tamaños de los cilindros de Mercurio y Marte sean manejables.  Trabajando con esta escala la Tierra quedará de 2 cm de radio, que es un tamaño apropiado y no consume mucho material. 
  • Bajo el supuesto de que los planetas son aproximadamente esféricos y de radio R, su volumen  es V= 4 π R3/3. 
  • Para no darles a los estudiantes ya la bolitas formadas, vamos a cortar trozos cilíndricos de plastilina,  de una larga barra que previamente el docente ha preparado.
    Lo que debe hacer es darle un diámetro fijo a la sección transversal (base), digamos  d = 1,0 cm, lo más aproximado que pueda (amasándolas con las manos sobre un vidrio, por ejemplo). 
  • La altura (h) de los cilindros, para que resulte proporcional al volumen del planeta (esfera), se determina igualando el volumen del cilindro (V= π r2 h) al de la esfera, esto es:
    π r2 h = 4 π R3/3, de donde resulta  h= 4 R3/(3 r2).

    Note que la cantidad 4/3r2  es constante, puesto que, por construcción, se ha mantenido fijo el radio (r) de los cilindros.
    Entonces, la altura (h) de los cilindros de plastilina, resulta proporcional al cubo del radio de éstos.
     
  •  Así que los pequeños cilindros de plastilina (columna 4) se cortan con alturas de 0,5 cm, 7 cm, 8 cm,  y 1,2 cm, para que los estudiantes construyan las esferas de Mercurio, Venus, Tierra y Marte, respectivamente.
  •  Para hacer los cilindros, utilice largas barras de plastilina de diferentes colores, como en una trenza,  pero no la amase, no las convierta en una pieza de un solo color. Simplemente ruédela sobre una mesa (que no se adhiera), deles el diámetro apropiado (1 cm) y corte los trozos de la altura (h) que necesita. Si el número de estudiantes es alrededor de 30, necesitará como unos 5 metros de plastlina.
  • Construir los modelos de los gigantes gaseosos, requerirá mucho material a la escala anterior, solo Neptuno usaría 467 cm.
    Por ese motivo en las columnas 5 y 6 hay una sugerencia para construirlas a un quinto (1/5) de la escala de la columna (2). Así las cosas, necesitaría 11,3 cm para Júpiter, pero el Sol seguiría muy grande, ¡10 360 cm!
    Si decide hacer juntas las dos etapas del taller, esta diferencia de escalas debe explicarse claramente a los estudiantes, quizás en un nivel más avanzado (sexto o séptimo año).