viernes, 31 de julio de 2020

El fenómeno de julio y agosto: la observación del Triángulo de Verano

Traducción del artículo en N°170 – JUILLET-AOÛT 2020

El Triángulo de Verano. 
1 de agosto de 2020, a las 22:45, hora de Costa Rica.
(Mapa hecho con Cartes du ciel).

 En julio-agosto, el solsticio de verano ha pasado hace algunos días, unas semanas: es el período de tardes dulces que duran hasta alrededor de las 11:00 p.m. [¡Francia!] antes de que caiga la noche. También es el período de vacaciones, el tiempo libre... Tal vez la oportunidad de tomar el tiempo que nos falta el resto del año, para finalmente contemplar este hermoso cielo estrellado, que constantemente nos tiende la mano, pero que descuidamos, ya sea por falta de tiempo o porque hace demasiado frío.

El cielo urbano y su contaminación lumínica no son sinónimo de cielos estrellados, es bajo un hermoso cielo de la campiña que haremos las observaciones más bellas del cielo de verano (al igual que el resto del año de todos modos...).
Al levantar la cabeza a la cima de la bóveda celeste, nuestra mirada se siente atraída por una magnífica estrella de color blanco azulado. Es Vega, la quinta estrella más brillante del cielo (magnitud 0). Situada a 25 años luz del Sol, es la estrella más brillante de la constelación  Lyra. Vega se acompaña de un pequeño paralelogramo de cuatro estrellas de magnitud cercana a 4, todas estas 5 estrellas dibujan la pequeña arpa, claramente visible, siempre muy alta en el cielo.

Ligeramente al sureste de Vega brilla una hermosa estrella azul: es Deneb, la estrella más brillante de la constelación Cygnus. Deneb es un poco menos brillante a simple vista que Vega, pero uno puede imaginar el verdadero poder de su radiación cuando se entera que se encuentra a 1550 al del Sol, 62 veces más lejos que Vega, lo que la convierte en una de las estrellas más distantes visibles a simple vista.
Deneb es una supergigante azul: 200 veces más grande que el Sol, acabará con su vida como supernova.

Esta hermosa constelación Cygnus es una de las pocas que se asemeja al nombre que lleva. A veces también se le llama la Cruz del Norte, en oposición a la famosa, pequeña y hermosa constelación de la Cruz del Sur.
La rama noroeste-sureste muestra las dos grandes alas extendidas del cisne (se supone que el ave vuela sobre nosotros, por lo que lo vemos desde abajo), mientras que la rama este-oeste dibuja el cuerpo alargado, con Deneb, la cola del cisne, y hacia el oeste (derecha) Albireo, en el pico del palmípedo.
Cabe señalar que Albireo,
β Cygnii, es una de las estrellas dobles más bellas que son visibles con un pequeño instrumento de astronómico, que revela sus dos componentes de color, uno amarillo, el otro azul o verde, según los observadores.
Si uno admira a Vega y Deneb casi en el cenit, el ojo se dará cuenta, mirando hacia abajo y hacia el sur, una tercera estrella de brillantez bastante cercana de las otras dos, pero situada a medio camino (unos 55 grados por encima del horizonte): es Altair, una magnífica estrella blanca, la más brillante de la constelación Aquila, el águila.
Una vez más un pájaro grande, y que también vuela sobre nosotros, pero esta vez de oeste a este (el cisne vuela hacia el oeste...).
Altair se encuentra a 16 años luz del Sol, por lo que es la más cercana de las tres. Representa el ojo del águila. Está rodeado por dos estrellas de brillo similar que forman su frente y pico respectivamente.
Si conectamos Vega de la Lyra, Deneb de Cygnus y Altair de Aquila, vemos un gigantesco triángulo casi isósceles llamado el Gran Triángulo de Verano, un triángulo cuya base está formada por el segmento Vega-Deneb y del que Altair marca la cima, una cumbre que se dirige hacia abajo cuando el Triángulo de Verano está culminando. Cabe señalar que, independientemente de la fecha y hora de la observación, esta cumbre (Altair) siempre apunta hacia el horizonte sur; conocimiento muy útil para aquellos que quieren orientarse por la noche.

El Triángulo de Verano es visible en el cielo de mayo a noviembre, pero es durante los tres meses de verano que es visible toda la noche.
Además de su majestuosa belleza, el Gran Triángulo de Verano ofrece una valiosa ayuda en la localización de la Vía Láctea: si el cielo es negro y sin luna, uno se da cuenta de que el cisne, así como el águila, se bañan en el suave resplandor de un arco ligeramente brillante que comienza desde el horizonte noreste, pasa no muy lejos del cenit y luego va al punto cardinal sur: es la banda de estrellas de la Vía Láctea, que corresponde a la visión interna de nuestra galaxia

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