Para comenzar le diré que el título que escogí para esta entrada encierra
un poco de “poesía astronómica”.
Usé “nueva luna” para referirme a la región mayoritaria en claro oscuro, que le observamos a la Luna (lado cercano, desde luego), pocos días u horas, antes de la fase que llamamos Luna nueva.
El reto consiste en verlos a simple vista, o bien con la ayuda de binoculares y, desde luego fotografiarlos. Esto siempre requiere un horizonte bajo, con ausencia de nubes y poca contaminación lumínica.
Si quiere darle una
probadita consulte un calendario de eventos astronómicos, como el que publico
cada mes en mi blog:
Usé “nueva luna” para referirme a la región mayoritaria en claro oscuro, que le observamos a la Luna (lado cercano, desde luego), pocos días u horas, antes de la fase que llamamos Luna nueva.
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No la llamé Luna nueva,
porque ésta solo dura un instante; segundos antes está decreciendo y segundos después estará creciendo.
Además sabemos que la Luna nueva no se puede observar, puesto que está muy cercana al Sol, con su lado lejano totalmente iluminado y su lado cercano (hacia nosotros) totalmente a oscuras.
El caso extremo ocurre cuando la Luna está completamente alineada con el Sol, durante un eclipse solar.
Además sabemos que la Luna nueva no se puede observar, puesto que está muy cercana al Sol, con su lado lejano totalmente iluminado y su lado cercano (hacia nosotros) totalmente a oscuras.
El caso extremo ocurre cuando la Luna está completamente alineada con el Sol, durante un eclipse solar.
La “nueva luna” la observamos al amanecer, durante uno o dos días, encima
del horizonte oriental, antes de la salida del Sol, antes de la Luna nueva.
Podemos ver esa gran porción del satélite de la Tierra, gracias a que el planeta refleja una parte de la luz del Sol hacia la Luna y ésta produce una segunda reflexión hacia la Tierra, para que nosotros podamos verla.
Podemos ver esa gran porción del satélite de la Tierra, gracias a que el planeta refleja una parte de la luz del Sol hacia la Luna y ésta produce una segunda reflexión hacia la Tierra, para que nosotros podamos verla.
En idioma inglés este fenómeno recibe el nombre de “earth
shine”, que me parece más apropiado al usado en español: luz cenicienta.
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Tenga presente que, el cachito de luna menguante, que constituye “los
brazos de la luna vieja” está directamente iluminado por el Sol y es reflejado una sola vez hacia nosotros.
En ese tiempo, la luz solar está iluminando una gran parte del lado lejano de la Luna, que entonces estará de día.
En ese tiempo, la luz solar está iluminando una gran parte del lado lejano de la Luna, que entonces estará de día.
Además, como este fenómeno lo vemos por el Este, el cachito iluminado y
la parte claro oscura de la Luna, son diferentes, de hecho, son regiones
opuestas, a las que veríamos por el Oeste, dos semanas después cuando apreciemos a la “luna vieja en brazos de la nueva luna”.
La Luna nueva de enero ocurrió el día 9 a las 19:31.
La de febrero ocurriría el día 8 a las 08:39.
La Luna nueva de enero ocurrió el día 9 a las 19:31.
La de febrero ocurriría el día 8 a las 08:39.
La “vieja luna” entonces la observamos al atardecer, durante uno o dos días,
encima del horizonte occidental, durante las horas del crepúsculo, después de la Luna nueva.
A los astrónomos aficionados, como yo, nos gusta observar estos dos fenómenos,
especialmente cuando se da la posibilidad extrema de verlos pocas horas antes o
después de la Luna Nueva.
El reto consiste en verlos a simple vista, o bien con la ayuda de binoculares y, desde luego fotografiarlos. Esto siempre requiere un horizonte bajo, con ausencia de nubes y poca contaminación lumínica.
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