lunes, 10 de diciembre de 2012

No Nibiru, no Planeta X

Ni Hercóbulus…........Sí Eris y el resto de los enanos.

En Wikipedia puede encontrar que: Nibiru es el nombre de un cuerpo celeste de la mitología babilónica, asociado con el dios Marduk. Podría ser que en Acadio, Nibiru sea el nombre del planeta Júpiter, o de la estrella, que en su época marcaba el polo norte celeste, ya sea
Thuban en la constelación de Draco, o Kochab en la Osa Menor.

Algunos autores de teorías pseudocientíficas usan el nombre de Nibiru para un supuesto planeta en una órbita muy elongada, que regresa al interior del sistema solar cada 3600 años y que podría causar catástrofes en la Tierra.

Al supuesto Planeta X, que no es Plutón, ni ninguno de los planetas  enanos, descubiertos más allá de Neptuno (Eris, Makemake y Ahumea), también se le ha asociado características y supuestas catástrofes como las que produciría Nibiru.

Hercóbulus es también el nombre usado para otro planeta ficticio, ¡cuatro veces el tamaño de Júpiter, mil doscientas veces el tamaño de la Tierra!, que supuestamente en 1999 causaría el fin del mundo. Como no ocurrió, la profecía fue trasladada para el 21 de diciembre de este año, para acumular “momento”. 
Hace unos dos años me topé atravesado en el pasillo principal, de una librería del centro de San José, destacado como la novedad editorial del momento, un libro con el título de Hercóbulus (claro, sin casa editorial, ni consejo, ni revisión por especialistas, más o menos como se publica ahora en Internet, en Natgeo, y en muchas televisoras, revistas y periódicos; simplemente la noticia, para vender tiempo, papel y tener “rating”). 
Lo compré por la curiosidad de saber cuánta ignorancia y mentira se vende y para convencerme del mal trabajo que parece ha hecho el sistema educativo en el campo de las ciencias. ¿O será que la tasa de olvido y desuso logra ahora más rápidamente su cometido?
Si alguien lo quiere leer, se lo presto para que lo fotocopie, ahora que si se puede.

Si estos objetos realmente existieran ya habrían sido observados por los miles de astrónomos aficionados y profesionales que todos los días y noches, inspeccionan el cielo a ojo desnudo, con binoculares, telescopios y cámaras de alta tecnología. 
Ninguno de ellos se habría callado el descubrimiento.
P
or naturaleza al ser humano le agrada el reconocimiento de los demás.

Pero si esto no basta, pídale a quien sostenga la hipótesis de Nibiru, que le brinde datos, sobre lo siguiente:
- posición
actual (coordenadas),  

- constelación de fondo,
- distancia a la Tierra (unidades astronómicas),  
- rapidez (km/hora),
- trayectoria (pasada y futura), 
- magnitud visual (brillo o luminosidad),
- composición físico-geológica (rocoso, gaseoso),  
- tamaño (radio en kilómetros),  
- masa (kilogramos),  
- campo gravitatorio (que ejerce en este momento sobre la Tierra),
- fuerza de marea (mayor, menor, igual que la ejercida por la  Luna, o el Sol). 
Quien realmente tenga información verdadera y correcta al respecto, debe saber algo de lo anterior y que nos lo cuente, por favor.

En nuestro chiquito país algunas personas consideran que casi todo lo hace Recope, el Ice, el INS, Riteve, la Corte o algunos pocos más. A veces se generaliza que todo lo que sea de 10 km para arriba lo hace, lo controla, lo conoce, lo oculta o debe publicarse con la bendición de NASA.

Bueno, en la investigación astronómica hay gran cantidad de instituciones privadas, universidades, fundaciones, tanto de un mismo país, como grupos internacionales, que todos los días hacen su trabajo, e informan con verdad y profesionalismo, lo que encuentran.  Se lo comunican a otros, para que hagan su propia investigación, refuten o comprueben los hallazgos. 
21/12/2012. 19:00
No se oculta nada, no hay teoría de conspiración en el campo de la ciencia. Todo se expone tan pronto está listo para que el mundo entero lo examine, juzgue y critique.

Para terminar mi llamada de alerta, para que usted juzgue, valore y decida:

Considero que Natgeo y aún History Channel, junto con lo bueno que normalmente tienen, no son la fachada de una universidad de prestigio, ni de un instituto de investigación. No son la cara de la revista Science, ni aún de National Geographic  Society (como era en el siglo XX). Son canales de televisión, con más recursos que los locales, pero con el mismo interés final competir por espacio y tiempo.

No se lo crea todo, algunas de sus informaciones, aunque lo puedan aparentar, no están basadas totalmente en artículos científicos, son simples opiniones,que no ha pasado por una revisión estricta y a veces más inclinadas hacia la pseudo-ciencia
Analícelas con cuidado. 
No decida lo importante en su vida, por pánico o desinformación.

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